Los hombres, más vulnerables a los trastornos alimentarios

Si bien es verdad que los trastornos alimentarios afectan más a las mujeres, no debemos olvidar que los hombres también pueden (de hecho lo son) ser víctimas de ellos. Posiblemente, este desconocimiento sobre los efectos de los TCA en el sexo masculino, unido al hecho de que la sociedad vea estas enfermedades como exclusivamente femeninas, provoca que los hombres sean más vulnerables a padecer un trastorno alimenticio y, que a la vez, éste se vuelva más difícil de detectar y tratar.

plato pequeño - trastornos alimentacion

Los datos hablan por sí solos: se estima que un 15% de las personas que padecen anorexia o bulimia, así como un 95% de los casos de vigorexia, son hombres, y que estas cifras, según los últimos estudios sobre trastornos alimenticios, crecerán en los siguientes años.
El “por qué” de los  casos de TCA en los hombres se explica de igual forma que en las mujeres: Si analizamos los factores, tanto internos como externos, que desencadenan en un trastorno alimenticio (la baja autoestima, la necesidad de aceptación, la incapacidad para hacer frente a las presiones emocionales y familiares, la presión social  y de los medios por tener un cuerpo perfecto) observamos que, todos ellos, son comunes en ambos sexos por lo que una vez más se desmiente el mito de que los trastornos de la conducta alimentaria son enfermedades exclusivamente femeninas.

Normalmente ,y como pasa con las mujeres, los trastornos de alimentación en hombres se dan con mayor frecuencia durante la adolescencia, aunque hay casos de anorexia masculina en hombres de 60 años y hasta niños. Independientemente de la edad, se estima que el 6% de los casos de anorexia en hombres acaba en muerte.

Pero hay algo que vuelve más peligroso los trastornos alimenticios en los hombres: la dificultad para diagnosticarlos. Ya que, por norma general, los hombres son más reacios a buscar ayuda para ser tratados ya que sienten vergüenza por padecer una enfermedad “de mujeres”.
Otro factor que se une a la dificultad de diagnóstico es que las familias, a menudo, no perciben los síntomas rápidamente y cuando es evidente que hay un trastorno alimenticio y se busca ayuda profesional para tratar la enfermedad, ésta puede haber progresado a una etapa más avanzada complicando así el proceso de cura.

Desde SETCA insistimos en que debemos educar acerca de los trastornos de la conducta alimentaria para acabar con el mito de que los TCA son enfermedades femeninas. Sabemos que poco a poco la sociedad se esta concienciando sobre esto pero que, lamentablemente, todavía queda un largo camino por recorrer.

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