La semana pasada realizamos en nuestro centro un taller de salud y enfermedad. En él, las pacientes hicieron tres grandes murales con mucho contenido.
En primer lugar, creamos un mural que representaba todo el sufrimiento que esconden, todo el dolor y el malestar interno que habita dentro de ellas. Cada una y al mismo tiempo, entre todas, escribían palabras tales como dolor, odio, vacío, culpa, trauma, miedo, auto-lesión, inferioridad, etc. Esas palabras eran escritas en un fondo de colores oscuros, en el cual predominan el rojo y el negro, y con una mala caligrafía que estaba profundamente conectada con el sentimiento que vivían y viven. Con todo lo que verdaderamente se esconde tras su enfermedad.
En el segundo mural que creamos, se representaron algunas de las conductas de síntoma que ellas utilizan para canalizar todo ese sufrimiento interno del que anteriormente hablábamos. La obsesión, el engaño, la disociación, el control de calorías, la perfección, la comparación, el vómito, la protección o la mentira son algunas de las conductas que salieron a la luz en un fondo de colores muy vivos mediante el cual buscan emociones fuertes para alcanzar el bienestar. Se trata de conductas que les aportan un bienestar desde el control, no desde la realidad. La caligrafía en el síntoma es en busca de la perfección y desde una desconexión emocional muy potente que esconde en realidad mucho dolor y sufrimiento.
Finalmente, representamos en un mural de colores pasteles, no extremos, lo que representa la salud. Las palabras que les llevaban a la salud eran equilibrio, tranquilidad, paz, autoestima, base interior segura, compasión, aceptación, estabilidad. La salud era y es ese lugar, ese estado, que alcanzar. Que ir alcanzando. Pasito a pasito. Entendiendo que la recuperación en los TCA no es lineal, pero sí posible.