En el taller de gestión emocional estas últimas sesiones hemos estado trabajando una emoción que muchas veces se encuentra reprimida: la rabia.
La rabia es una emoción primaria que nos alerta cuando un límite o derecho está siendo atacado. Su función es de avisarnos, como una “alarma”, sobre algo que no nos hace sentir bien, así pues, trata de defendernos, de protegernos. Sentimos rabia cuando percibimos una injusticia hacia nosotros mismos o hacia los demás.
Muchas veces, la rabia o ira, es una emoción categorizada como “negativa”, por el simple hecho de que suele ser desagradable de sentir. En el taller, trabajamos para que las pacientes tomen conciencia de la importancia de esta emoción y, como toda emoción, sirve para algo y nos está dando información sobre cómo nos sentimos y qué necesitamos. En el caso de la rabia/ira, nos permite identificar y poner límites en nuestra vida. Si evitamos sentirla, estamos permitiendo que los demás nos sobrepasen o que no se tengan en cuenta nuestras necesidades.
Para eso, trabajamos con diferentes recursos para que las pacientes puedan comprender la función de esta emoción en sus vidas, aprendan a identificarla y se permitan sentirla y gestionarla de una forma asertiva, sin dañarse a ellas o a terceras personas.