Al nombrar la palabra aislamiento es indiscutible que la asociamos inmediatamente con alguna situación o sensación desagradable, negativa. Más aún, en la situación que nos toca atravesar en estas últimas semanas: pensamos en un aislamiento extremo y no elegido.
En varias patologías mentales, pero sobretodo en los trastornos de la conducta alimentaria, el aislamiento es algo característico. Para determinadas personas, éste puede convertirse en una elección, en un mecanismo protector frente al rechazo, miedo e inseguridad que genera el vínculo con los demás. En algunos casos de anorexia puede observarse que esta conducta tiene la función de evitar emociones negativas, aumentar la sensación de control, no mostrar la fragilidad frente a los demás y evitar sentirse expuesta. En casos de bulimia, la búsqueda de aislarse va de la mano con los atracones que calman de una manera ficticia y momentánea, estados de angustia y ansiedad.
Ahora bien: ¿Qué pasa cuando el AISLAMIENTO es obligado, impuesto desde afuera? ¿Qué sucede y qué efectos tiene en una persona que padece un TCA?
La situación actual puede provocar:
1. Entrar en contacto con sentimientos de soledad y vacío. Es posible que te cuestiones más cosas de lo habitual, que pongas en duda tus lazos afectivos y hasta que aparezcan sentimientos un tanto exagerados de no tener apoyo de ningún tipo.
2. Tener más presentes las dificultades que existen en casa. Es importante poder manejar de forma adaptativa las situaciones de estrés familiar generadas por el confinamiento. Reconocer los propios límites y detener conversaciones antes de perder el control puede ser beneficioso para mantener la armonía con la gente que te acompaña.
3. Tener pensamientos obsesivos con estar ganando peso por la menor movilidad. Evita buscar información en redes sociales y perfiles que hagan que te cuestiones a ti misma o que basen su información sólo en la alimentación o en la imagen corporal en los días de cuarentena.
4. Sentir un excesivo control por parte del resto de personas con las que se convive. Delegar el control a los demás y confiar en su actitud de ayuda y contención puede ser positivo en personas que tengan una adecuada motivación al cambio.
5. En algunos casos, potenciar el alivio por no tener que exponerse a situaciones sociales. En estos casos en los que hay cierta “comodidad” por la evitación de estar expuestas, es positivo que te esfuerces en mantener una comunicación diaria con personas que no vivan contigo. De esta manera, el terreno te resultará más sencillo cuando se retome la normalidad afuera.
Es muy IMPORTANTE tener presente que existen alternativas saludables para afrontar todos juntos este momento de aislamiento forzado y muy poco natural: comunica, pide ayuda, asesórate por profesionales y cuida de los que están a tu lado estando presente. ¡Todo irá bien!