No le debes un (tu) cuerpo a nadie

Ni a tus padres. Ni a tu pareja. Ni a la versión más antigua de ti.

No debes cumplir las expectativas de nadie.

Talla, forma, sexo, hijos, son decisiones que sólo te pertenecen a ti.

A nadie más. Aunque lleves toda una vida sintiendo lo contrario.

Date el permiso para ser incluso aquello que no esperaban de ti.

Para no entrar en una talla 36.

Para no tener el culo parecido a la chica que admiras en instagram.

Date el permiso para cambiar.

Tu cuerpo cambia. Tu vida cambia. Todo cambia.

Date el permiso para no seguir comparándote.

Con nadie. Ni contigo misma. En la foto de ayer o del verano pasado.

Date también el permiso de soltar cualquier expectativa.

Nunca se accede al cuerpo perfecto.

El cuerpo ideal es un horizonte.

Cuánto más te acercas, más se aleja.

¿No te sientes extenuada de tanto caminar y nunca llegar?

Puedes hacer las paces.

Con tu cuerpo. Con la comida. Con la ropa. Con la vida.

Sé compasiva contigo. Abrázate.

Tras tanto rechazarte, quizás hoy el amor propio te parece un lugar inaccesible.

Pero recuerda, que pese a que ahora no puedas todavía amar tu cuerpo, SÍ puedes elegir no seguir luchando contra él.

Ya sabes, no le debes un (tu) cuerpo a nadie.

Ilustración: Júlia R.

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