Escrito de una familia

Si hubiera un aparato para mesurar las emociones, hace unos días, cuando nuestra hija nos dijo que pasaba en la etapa 3, ¡habríamos estallado! Cuánto miedo e impotencia dejamos atrás, y que valiente y luchadora que ha sido nuestra hija.
Ahora ya estamos en otro momento y nos encontramos con una chica cada vez más empoderada, pero que pasó por instantes muy oscuros y de mucha tristeza, como también nosotros como familia. No sabemos exactamente cuando el monstruo del TCA llegó a casa, pero lo que sí sabemos es que entró en silencio, sin hacer ningún ruido y con toda su fuerza. Cuando lo tuvimos “cazado”, la montaña rusa ya estaba en pleno funcionamiento, y nosotros perdidos, con mucho miedo y angustia. Costó mucho que nuestra hija reconociera la enfermedad, y trabajar la aceptación con el grupo y las terapeutas, fue el punto de inflexión para empezar el camino de la recuperación. Como familia, tampoco ha sido nada fácil, toda nuestra vida ha estado girando en torno al TCA, ni amigos ni prácticamente familia, y con la antena puesta todo el día; y aun así, alguna que otra batalla la ganó la enfermedad, y por goleada. Pero siempre hemos intentado mirar adelante, yendo paso a paso, pensando que el día siguiente sería mejor. Y ahora, aunque somos conscientes que hay camino por hacer, ya estamos en la puerta de salida. Acompañar no es nada fácil, pero nada comparable con el sufrimiento y la lucha que representa esta enfermedad por quien la sufre. Por eso ha sido tan importante el apoyo del grupo y el seguimiento terapéutico que ha tenido en SETCA.
A todas las personas que estáis acompañando a nuestra hija, ya seáis pacientes o terapeutas, muchas, muchísimas gracias; y, a las familias, ya seáis madres, padres o hermanos, muchísima fuerza, que el TCA parece que arrase con todo, pero no es así. Nosotros, ahora y después de momentos muy duros de convivencia, estamos seguros de que incluso estamos saliendo de este proceso más reforzados como familia.

Be Sociable, Share!