Precisamente hace dos años y unos meses, empezamos a vivir nuestro calvario; exactamente no sabíamos que le estaba pasando a nuestra hija, en qué momento su cabeza comenzó a tener malos pensamientos o ese pequeño monstruo como le llama ella, se apoderó de su ser y la dominó completamente haciéndola sentir una niña triste, sola, juzgada, con la autoestima más baja que nunca, le quito luz, vida y lo peor controlando su mente en el que sus órdenes era si dejas de comer es la manera como superaras todos tus dolores, como una anestesia y cada vez más esta enfermedad que desconoces se va adueñando de su vida y lo peor es que entra no solo en su cabeza sino también en nuestra casa, para quedarse un buen tiempo en ella.
Esto es como un ICEBERG que solo se ve la punta del problema que en este caso es la “Anorexia”, enfermedad que aún no conoces exactamente su nombre.
Cuando desconoces toda esta situación, no sabes a que puerta llamar, cual es la correcta.
Así mismo como el hecho de aceptar esta enfermedad tanto nuestra hija, como por nuestra parte, ya que crees que es algo pasajero, que lo está haciendo por influencias de las redes sociales o aspectos externos, que es normal su comportamiento en su etapa de adolescencia.
Durante meses estuvimos buscando soluciones inadecuadas, haciendo conjeturas que no correspondían a la realidad por miedo a llegar a donde nadie quiere llegar a un centro especializado en esta enfermedad.
Estuvimos en nutricionistas, psicólogos, coach de autoestima, dando palos de ciego y cada vez más ella ya estaba tocando fondo hasta que un día ya su salud llegó a pender de un hilo y su cuerpo no pudo más, donde saco las fuerzas para pedir ayuda para poder ser atendida y llevada a un centro especializado en TCA.
Donde finalmente y por recomendación de una amiga, nos mencionó SETCA y se nos abrió la puerta hacia algo desconocido que es esta enfermedad.
Los primeros meses en el centro son muy duros y difíciles, nuestra hija a pesar de haber permitido su ingreso fueron los peores meses de su vida ya que la veías una niña triste, sin luz, perdida en un mundo desconocido.
Ya nos advirtieron que son momentos muy complicados y teníamos que trabajar en equipo, es decir que no es una tarea fácil. Y sobre todo priorizar sus necesidades que no son las nuestras.
Desde que nuestra hija ingreso en SETCA estos años ha sido un arduo trabajo en equipo tanto ella con sus terapeutas como con nosotros en las terapias familiares , conociendo día a día esta enfermedad, aceptándola, trabajando y lo más importante sentirse ella en familia conociendo personas en su misma situación, poder abrirse poco a poco, sin tener ningún tipo de juzgamiento, ni inferioridad y descubrir el porqué de sus traumas, inseguridades, miedos, todo lo que representa el fondo realmente del TCA .
Gracias a SETCA, hemos encontrado por fin la solución a un problema muy grave e importante que hoy en día está habitando cada vez más en esta sociedad.
Es un trabajo arduo, nada fácil, con subidas y bajadas, pero siempre con la confianza en este equipo tan maravilloso de que siempre té hace ver la luz al final del túnel.
Con toda esta experiencia que hemos estado viviendo durante estos años, hemos aprendido que la salud mental hoy en día empieza a tomar importancia y que cada vez más los profesionales se están preparando y especializando en estos temas que está dejando de ser un tabú.
Animamos a todas las personas que están pasando por este proceso duro y complicado, que está arrasando a tu hija o hijo y a la familia, que el camino no es fácil.
Siempre hay esperanza y se puede salir adelante. Lo importante es estar en el sitio adecuado y con el equipo adecuado (dirigirse desde el primer momento y sin esperar como nosotros a soluciones de profesionales no especializados en esta enfermedad) y como en nuestro caso finalizar en SETCA que, con su gran trabajo y profesionalidad, nuestra hija está en etapa 3 y es otra niña totalmente diferente a la que era hace un par de años.
Ahora tiene luz, vida, alegre, canta, superando sus miedos e inseguridades, más fuerte, empoderada y lo mejor es que ahora se quiere y se ha reencontrado con ella misma.
Gracias SETCA por ser parte de nuestras vidas, por enseñarnos a conocer bien esta enfermedad, por volver a tener una vida en familia normal y ayudar a otras personas que comienzan este camino duro.
seguiremos confiando en vosotros..