operación bikini

Cuando la “operación bikini” desencadena en trastornos alimenticios

Comienza el buen tiempo y las calles y los medios de comunicación se encargan de hacernos llegar un mensaje muy claro: “prepárate para el verano”. Y yo me pregunto, ¿Qué me prepare?, ¿para qué?, ¿para buscar dónde ir de vacaciones? Sí, es un mensaje bastante frecuente pero no es el que nos bombardea más, ¿verdad? Me refiero a esa cantidad vergonzosa de anuncios y comentarios sobre la operación bikini, sobre el vientre plano, la reducción de volumen, etc.
Muchas personas comienzan una “inofensiva” dieta para perder algún kilo de más y “ponerse guapa” de cara al verano y acaban enganchadas a una obsesión que, cada vez, se hace más intensa: “la operación bikini”. Una asociación entre belleza y delgadez que se ha ido afianzando con el paso de los años y que, tristemente, hemos llegado a un punto en el que ver a una mujer o una joven con una talla de niña nos parece normal.
Un nuevo verano y una nueva dieta milagrosa se pone de moda, pero ¿perder “X” kilos en poco tiempo es normal?. Estas dietas nos venden esta idea… ¡si, podemos moldear el cuerpo a nuestro antojo y el que no lo consigue es porque no quiere!.
Sin embargo, lo que no explican es que el peso que se pierde rápidamente también se gana con rapidez, es más, en ocasiones se produce un efecto rebote de tal manera que la persona acaba con muchos más kilos de los que pretendía perder inicialmente, perpetuándose así la necesidad de otra dieta milagrosa.


La mayoría de las pacientes con TCA que han pasado por nuestro Servicio Especializado en Trastornos de la Conducta Alimentaria (SETCA), iniciaron su andadura por estos graves trastornos a partir de una dieta milagro para hacer frente a la “operación bikini”. Estos pacientes empiezan, en muchos casos, prohibiéndose algunos alimentos que consideran demasiado calóricos y poco a poco la alimentación se vuelve el centro de todas sus decisiones. Se hacen cada vez más restrictivas, tendiendo a limitarse excesivamente la variedad y cantidad de alimentos, lo que, en ocasiones, provoca que se acaben produciendo atracones de esos mismos alimentos prohibidos. La mayoría de estas pacientes pensaba que tenían bajo control el deseo de adelgazar y que a ellas no se les iba a escapar de las manos, hasta que, casi sin darse cuenta, acabaron teniéndole miedo a comer y evitando múltiples situaciones sociales donde la comida tenía un protagonismo o estaba presente.
¿Quién no conoce a más de algún familiar, amigo o conocido que se haya puesto a dieta para prepararse para el verano? ¿Cuántas personas conoces que en algún momento comentaron que les gustaría bajar unos kilitos?
Muchas personas inician dietas milagro que acaban abandonando sin mayor repercusión en sus vidas que una cierta frustración. Sin embargo, la triste realidad es que muchas otras, más vulnerables a un trastorno alimentario, acaban enganchadas a una de estas dietas rígidas como medio para sentirse bien consigo mismas. Pacientes que comienzan con un ligero bienestar que cada vez dura menos y acaban en una enfermedad grave.


¿Cuales son factores de riesgo que favorecen el desarrollo de estas enfermedades y ante los cuáles debemos estar especialmente alerta?

  • baja autoestima
  • dificultades en el manejo de las emociones y de las relaciones sociales
  • excesiva rigidez o por el contrario una gran desorganización

Factores todos ellos que comienzan como un pequeño acto para agradarse más a uno mismo y que se vuelven un motivo de sufrimiento intenso. Si esto sucede, es hora de pedir ayuda a un especialista.


Si te ha interesado, compártelo!