Hace apenas unos días realizamos un taller de conciencia corporal en nuestro centro. La idea era encontrar un momento para la auto-observación desde un lugar más amable al que acostumbramos a habitar. Las pacientes eran invitadas a responder a cuatro preguntas: ¿Qué hace mi cuerpo por mí? ¿Qué es lo que más me gusta de mi cuerpo? ¿Qué me hace único? Y finalmente, ¿Qué puedo hacer yo para cuidarme? A pesar de las distintas dificultades y resistencias, especialmente en poder señalar aquello que más nos gusta de nosotrxs mismxs, pudimos ir tejiendo respuestas, anclando sensaciones, dándonos cuenta de que este cuerpo que a menudo, tanto odiamos, también es el mismo que nos permite respirar, reír o bailar. Además, encontrar y escribir pequeñas formas muy concretas a través de las cuales nos podemos cuidar o sentimos que nos sirven para cuidarnos es cómo poder escribir recordatorios de esa lista de tareas y quereres pendientes que no podemos obviar. Como narraba la poeta Rupi Kaur, fue cuando dejé de buscar un hogar en los otros y levanté los cimientos de un hogar dentro de mí, que encontré que no había raíces más íntimas que las que hay entre una mente y un cuerpo que han decidido estar ya completos.